“En ocasión del quincuagésimo
aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, he convocado
-como saben- el Año de la fe, que se abrirá en el próximo mes de octubre [11/10].
Todos los fieles, pero en modo particular los miembros de los Institutos de
vida consagrada, han acogido como un don esta iniciativa, y auspicio que
vivirán el Año de la fe como tiempo favorable para la renovación interior, de
la que siempre se advierte la necesidad, con una profundización de los valores
esenciales y de las exigencia de la propia consagración. En el Año de la fe
ustedes, que han recibido la llamada a seguir a Cristo más de cerca mediante la
profesión de los consejos evangélicos, están invitados a profundizar todavía
más la relación con Dios. Los consejos evangélicos, aceptados como auténtica
regla de vida, refuerzan la fe, la esperanza y la caridad, que unen con Dios.
Esta profunda cercanía al Señor, que debe ser el elemento prioritario y
característico de su existencia, los llevará a una renovada adhesión a Él y
tendrá un influjo positivo sobre su particular presencia y forma de apostolado
dentro del Pueblo de Dios, mediante la aportación de sus carismas, en la
fidelidad al Magisterio, con la finalidad de ser testigos de la fe y de la
gracia, testigos creíbles para la Iglesia y para el mundo de hoy”.
Benedicto XVI (Homilía 2/2/12 -Día de la Vida Consagrada)