sábado, 29 de septiembre de 2012

 

  En ocasión del quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, he convocado -como saben- el Año de la fe, que se abrirá en el próximo mes de octubre [11/10]. Todos los fieles, pero en modo particular los miembros de los Institutos de vida consagrada, han acogido como un don esta iniciativa, y auspicio que vivirán el Año de la fe como tiempo favorable para la renovación interior, de la que siempre se advierte la necesidad, con una profundización de los valores esenciales y de las exigencia de la propia consagración. En el Año de la fe ustedes, que han recibido la llamada a seguir a Cristo más de cerca mediante la profesión de los consejos evangélicos, están invitados a profundizar todavía más la relación con Dios. Los consejos evangélicos, aceptados como auténtica regla de vida, refuerzan la fe, la esperanza y la caridad, que unen con Dios. Esta profunda cercanía al Señor, que debe ser el elemento prioritario y característico de su existencia, los llevará a una renovada adhesión a Él y tendrá un influjo positivo sobre su particular presencia y forma de apostolado dentro del Pueblo de Dios, mediante la aportación de sus carismas, en la fidelidad al Magisterio, con la finalidad de ser testigos de la fe y de la gracia, testigos creíbles para la Iglesia y para el mundo de hoy”.
Benedicto XVI (Homilía 2/2/12 -Día de la Vida Consagrada)

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